domingo, 27 de septiembre de 2009

¿Dónde habré dejado los lentes?





De repente mis viejos empezaron a ir de acá para allá dentro de la casa, como mi papá está recien operado fui a ver que pasaba.

Lo veo inclinado adentro de la heladera y le pregunté si estaba bien y si necesitaba algo, su respuesta fue:

Estoy buscando los anteojos de tu mamá.

lunes, 21 de septiembre de 2009



Me gustaría que me dijeran como actúan al levantarse, especialmente los fines de semana.

¿Son de los que comienzan el día con todo ímpetu o necesitan un tiempo para que se les acomode la realidad?

En mi caso soy ambas, de lunes a viernes la primera opción y los fines de semana la segunda.

Durante el tiempo que viví sola mi rutina consistía en levantarme zombie, sacar a la perra y mientras tanto preparar un café o te para tomarlo leyendo los diarios por Internet; así lentamente me iba despabilando y me encontraba dispuesta a encarar lo que fuera.

Desde que están mis papás en casa he perdido toda oportunidad de ello, los domingos son trágicos máxime porque pretendo dormir hasta más tarde, situación que colisiona con el timing de ellos.

Últimamente me encuentro abriendo la puerta de mi habitación y sin alcanzar la cocina me cruza indefectiblemente mi papá para inquirirme respecto de su preocupación impostergable : ¿Pedimos un pollo?

No importa que sean las 9, las 10 o las doce.

Si logro esquivar el tema almuerzo antes de desayunar, no es porque han decidido comer en un horario que para el resto del mundo es razonable, sino porque algo aconteció que hace imprescindible postergar la pregunta, a saber:
- ¿Tenés un alambre?
- ¿Para qué querés un alambre?
- Se tapó el baño…

o sino:

- Buenos días (yo)
- ¿Junto la caca de la perra?

Yo : buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

No tengo dudas que habrá alguien que piense que soy una quejosa sin remedio, es posible, pero vivo marcando horario todo los días de la semana y me gusta desestructurarme un poco los findes.

¿A Uds. No?

lunes, 14 de septiembre de 2009

A.L.M.A.



Buscando respuesta a la difícil situación que es convivir con personas con algún tipo de demencia, encontré la página de A.L.M.A. (Asociación de lucha contra el mal de Alzheimer).

Soy novata en estas lides y me ha servido muchísimo la experiencia que tiene Ali, ni que decir la contención que me brinda en momentos álgidos.

También me fue muy útil recorrer toda la información que brinda esta página que les dejo, ojalá no la necesiten.

Acá también les dejo una página con muchísima información actualizada, no dejen de leerla.

"Llegar a viejo..."

Hoy tengo un día melancólico, no fué nada fácil la semana pasada, pero la sigo peleando... así debe ser o... así decidí que fuera.

Buscando en mi pc, encontré este poema, la visión de alguien con muchos años y asumiendo sus limitaciones, muy interesante, por cierto. Espero les guste.

“Llegar _a _viejo”

Si se llevasen el miedo,
y nos dejasen lo bailado
para enfrentar el presente...
Si se llegase entrenado
y con ánimo suficiente...

Y después de darlo todo
–en justa correspondencia–
todo estuviese pagado
y el carné de jubilado
abriese todas las puertas...

Quizá llegar a viejo
Sería mas llevadero,
Más confortable,
Más duradero.

Si el ayer no se olvidase tan aprisa...
Si tuviesen más cuidado en donde pisan...

Si se viviese entre amigos
que al menos de vez en cuando
pasasen una pelota...
Si el cansancio y la derrota
no supiesen tan amargo...

Si fuesen poniendo luces
en el camino, a medida
que el corazón se acobarda...
y los ángeles de la guarda
diesen señales de vida...

Quizá llegar a viejo
Sería mas razonable,
más apacible,
más transitable.

¡Ay, si la veteranía fuese un grado...!
Si no se llegase huérfano a ese trago...

Si tuviese más ventajas
y menos inconvenientes...
Si el alma se apasionase,
el cuerpo se alborotase,
y las piernas respondiesen...

Y del pedazo de cielo
reservado para cuando
toca entregar el equipo,
repartiesen anticipos
a los más necesitados...

Quizá llegar a viejo
sería todo un progreso,
un buen remate,
un final con beso.

En lugar de arrinconarlos en la historia,
convertidos en fantasmas con memoria...

Si no estuviese tan oscuro
a la vuelta de la esquina...
O simplemente si todos
entendiésemos que todos
llevamos un viejo encima.


Joan Manuel Serrat

viernes, 11 de septiembre de 2009

El tema de las mascotas




Una de las cosas que me quedó grabada a fuego fue el siguiente comentario de una amiga:
- Lamentablemente los viejos toman decisiones -en un alto porcentaje- equivocadas.

Tengo una perra, la que por suerte es muy limpia e inteligente. Como no solía quedar nadie en casa, excepto que fuera la señora que limpia, le enseñé que tenía un lugar –el jardín de invierno- para hacer sus necesidades si ocurría que alguna vez no podía aguantar.

En ese lugar, ella tiene los recipientes con su comida y agua, además de un sillón donde se despatarra y toma sol esperando mi regreso.

Con la venida de mis viejos al hogar se empezaron a modificar situaciones en cuanto a los hábitos de mi mascota, a saber:
- Antes comía a la hora que yo regresaba (los granitos los tenía siempre disponibles sólo le agregaba carne), ahora mi mamá la alimenta a más tardar a las diez de la mañana. Ergo, cuando llego ella espera que la alimente como siempre.

- Cuando llega la noche, invariablemente, mi vieja pone en la cocina los recipientes conteniendo agua y comida (¿?) y cierra la puerta de acceso al jardín de invierno.

Van varias mañana que me encuentro con la “simpática” noticia de que mi perra meo en la cocina, yo la retaba porque no entendía esa conducta ya que sólo la hacía –como castigo-cuando la dejaba mucho tiempo sola. Hasta que hoy caí en la cuenta de que la pobre no tenía acceso a “su lugar para emergencias”.

No se imaginan mi alegría al tener que estar a las 6 y pico de la mañana pasando lavandina en la cocina, pero me conmovió mi pobrecita perra ya que andaba escondiéndose para que no la regañara por lo que había hecho.
Conclusión: Tendré que hacer otra ficha anotando estas cuestiones ya que por más que se los diga no lo recordaran a la hora siguiente.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Bolsa manía




Mis viejos son maniáticos con las bolsas plásticas, no crean que exagero.
Si abrieran mi heladera en este momento –haciendo memoria- les digo que encontrarían una bolsita plástica cubriendo cada elemento siguiente:
- medio tomate en vías de extinción
- medio morrón
- un pedazo de dulce de membrillo
- un pedazo de manteca (¿?)
- dos tostadas de pan Fargo (¿?)
- un tupper con resto de comida –que obviamente tiene tapa-
- restos de carne que sobraron de las milanesas que preparó mi vieja
- un pedazo de queso para rallar
- un pedazo de manzana (que seguramente guardaron para dárselo a mi perra)

Y alguna que otra cosa más que ahora escapa a mi evocación.
Prometo aportar la prueba fotográfica en breve.

¡Creeme es así!




Ahora nos adentraremos en el tema de los análisis clínicos, específicamente el de orina completa.

La previa comenzó con el tema del frasquito.
En efecto, mi papá la noche anterior al estudio y luego de la cena –mientras lavábamos los platos con mi mamá- empezó de dar vueltas por la cocina con el bastón en una mano y en la otra el recipiente plástico.

De reojo veo que hurgueteaba el plástico queriendo sacarlo
-Papi no lo abras que se contamina.
- Nooo, sino lo abro –seguía como si nada tirando del plástico-.

Mi mamá: ¡Luis! ¿No entendés? No lo abras. Dejalo en el baño así lo tenés a mano para mañana.
- Nooo, si… pero no… (frase inteligible).

Parte tambaleante hacia el baño y con mi madre intercambiamos mirada cómplice que se traduciría en “¡que rompe bolas!”.

Ya me había ido a acostar cuando me llama mi vieja para preguntarme si el análisis es la primer orina de la mañana.
¡Por supuesto!
- Ahhhh, -cara de afligida- es que tu padre lo llenó ahora.
- ¡Pero no!
- ¿Qué hago?
- Usaremos otro frasquito.
- Bueno…

Me levanto como todos los días a las seis y pico y lo primero que veo en la mesada de la cocina, sobre mi hermoso plato de loza inglesa azul, es el frasquito con el pis de mi viejo, el que obviamente estaba durmiendo.

¿Qué habrá entendido por la primera orina de la mañana?

jueves, 3 de septiembre de 2009

Manual para hijos – Segunda entrega




Continuando con las cuestiones médicas nos encontramos con otro clásico:

Día domingo reunión con los padres organizando la semana médica, revisación de todas la órdenes y finalmente anotación en la pizarra de la cocina día por día cada práctica a realizar.

Lunes a la madrugada, estruendo en el lavadero, perra ladrando desaforada, hija agarrada con las uñas del techo. Padres levantados que tiraron al cuerno varios baldes pero sanos y salvos. Hija tratando de pegar un ojo viendo que tenía que levantarse en breve para ir al yugo.

Seis treinta de la mañana hija y perra se cruzan yendo para la cocina con padre vestido, con gorra y campera puesta.
¿Dónde vas a esta hora?
- Tengo turno para el cardiólogo.
¡Pero si es el miércoles!
- Ahhhhhhhhhhh

Hija viendo a la madre peinarse en el baño
¡Mami el turno para papá es el miércoles!
- No puede ser…
- Si, es el miércoles y a las 8.20 hs. ¡Son las 6 y pico! Y el centro médico queda a una cuadra, te adelantaste dos días y dos horas al turno.

Madre no convencida ante los argumentos de que el día anterior habíamos hecho los planes y anotado en la pizarra, revisa una y otra vez las órdenes extendidas por PAMI.

Padre impávido en misma posición donde lo crucé antes.

- Papá, sacate la campera y la gorra que hoy no es.
- Bueno…