martes, 18 de agosto de 2009

Dejar pasar...

Después de muchos años de convivencia de mis padres en casa, llegué a esta conclusión: no debo engancharme (no siempre lo consigo) en temas que seguramente terminan en enojos de ambas partes y ninguna solución.

No es fácil esta tarea, pero trato de ponerme en el lugar de ellos, muchas veces me siento invadida pero... yo he perdido privacidad y ellos han perdido su sentido de pertenencia, esta casa que los alberga ya no es "su" casa, por más que querramos que así lo sientan.

No tenemos los mismos horarios, ni actividades ni costumbres. Para nuestros padres, nosotras vivimos aceleradas, pero es difícil que comprendan que todas las responsabilidades que tenemos nos obligan a serlo.

A veces, una trata de facilitarles las cosas, para que no corran peligro, podría darles muchos ejemplos, aquí van algunos:

- colgar la ropa lavada en la terraza, hay que subir escaleras y el canasto pesa: lo hago yo, no quisiera que mi madre se cayera.

- cocinar, mi madre se olvida de apagar las hornallas, menos mal que siempre estoy por allí o ya tendríamos la casa incendiada pero... chocamos con la frase repetida hasta el cansancio:

-"Si, está bien, perdoname, me olvidé que ya no estoy en "mi" casa". Estas y otras frases por el estilo, las repiten todo el tiempo, y a veces consiguen su objetivo: hacernos sentir culpables y que nos replanteemos el tema: estaremos siendo demasiado exigentes???.

Los pases de facturas son constantes...y saben muy bien cómo lastimar, no sé si fueron palabras no expresadas en su momento o aquellos recuerdos están guardados en una carpeta, que aún habiendo pasado muchísimos años, aún sigue con el rótulo de "Pendiente".

1 comentario:

Anónimo dijo...

El otro día en la casa de mi hermano y comentando sobre este blog, una amiga de mi cuñada asentía compartiendo las mismas vivencias nuestras.

Me pasó hace unos días el tema de los horarios, así fue que convinimos que ellos respetarán los que tenían en su casa y yo seguiré con los que tenía antes de su venida.

No me parece que seamos demasiado exigentes, sólo nos "preocupamos" de que no les pase nada que hubieramos podido evitar.

Como dije antes, ellos no pueden apreciar el rápido deterioro que nosotros sí vemos.